Familias Valientes
que levantan Naciones para Dios
Por Damaris Pérez López
En las últimas semanas Puerto Rico, el Caribe y el Mundo se han enfrentado a "fenómenos atmosféricos" que han provocado devastación.
Es necesario entender que no fue hasta que entró el pecado al mundo cuando todo se corrompió y se alteraron los diseños. En el origen, el Edén no experimentaba este tipo de fenómenos atmosféricos, ni siquiera llovía. La creación reflejaba una vida en armonía en la presencia continua de Dios, una comunión perfecta.
Partiendo de esta premisa, estos fenomenos no son mas que el resultado de lo que se corrompió tras el pecado. Experimentamos los mismos como consecuencia de la decisión del hombre, no porque fueron originados en la Creación.
Es cierto que nada ocurre en la Tierra sin que Dios lo permita, pero debemos tener muy claro que Dios es Creador y anhela que cada uno de nosotros experimentemos su amor. El anhela que se restablezca una comunión constante con el hombre, para que tengamos una vida plena y seamos portadores de su gloria.
En la historia de Job vemos como Dios autorizó a Satanas para que lo estremeciera, pero sin que tocase su vida. A pesar de todos los procesos que Job atravesó no claudicó, continuo amando y confiando en Dios.
Recordemos que aun Dios establece los límites. Aunque la Tierra ha sido estremecida, aunque carecemos de algunas cosas, aunque algunos perecieron, aunque hay dolor y angustía, nuestra confianza está en la fidelidad de Dios.
En lo que a Puerto Rico se refiere, la devastación dejó tres problemas inmediatos, falta de agua (necesaria para vivir), falta de comunicación y obscuridad. En conjunto esto repercute en todos los aspectos de nuestras vidas.
Día a día las personas esperan que sus celulares tengan señal para conectarse, enviar mensajes, conversar con otros de como les va, solicitar ayuda con la esperanza de que sus necesidades sean suplidas. Si la señal no llega, están dispuestos a movilizarse al lugar donde le aseguran encontrarán esa conexión.
¡Que tremendo paralelismo! Puerto Rico necesita conexión con el Cielo, que llevemos agua de vida, que mostremos como es tener una relación (comunicación) con Dios y que quitemos la obscuridad con la luz que emana de nosotros. Esa luz no puede ser escondida debajo de un almúd, tiene que ser expuesta en cada área social.
Tener esa conexión con el Cielo, hará que entendamos que sus pensamientos son más altos que los nuestros para con Puerto Rico. Es un tiempo para evidenciar la esencia de Dios que está en nosotros, manifestando el depósito que Él puso en cada uno. Que seamos lumbreras que traigan sanidad, libertad, redención, victoria, transformación.
En este tiempo que nos ha tocado atravesar, Dios continua creyendo en nosotros, su Creación. Cada uno de sus hijos, como embajadores y/o representantes de su cuerpo en la Tierra. Dios necesita familias valientes que levanten y establezcan sus diseños en cada Nación.
A los gobiernos de la Tierra no les fue encomendado establecer los diseños de Dios. Le corresponde a familias valientes, embajadoras del Reino Eterno. Hombres, mujeres y niños impregnados de propósito, de talentos y de autoridad para establecerlos. El tiene sus ojos puestos en esta Isla. Cuenta con nosotros para grandes cosas y restaurará nuestra Isla.
Hemos sido expuestos ante el Mundo para que sean testigos de lo que Dios hará sobre este terruño y cada área de su sociedad.
Jeremías 33:9
"¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las Naciones de la Tierra!
¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y PROSPERIDAD que le doy!"
¡Dios levanta a Puerto Rico y restaura su luz!
Por
Damaris Pérez López
En las últimas semanas Puerto Rico, el Caribe y el Mundo se han enfrentado a "fenómenos atmosféricos" que han provocado devastación.
Es necesario entender que no fue hasta que entró el pecado al mundo cuando todo se corrompió y se alteraron los diseños. En el origen, el Edén no experimentaba este tipo de fenómenos atmosféricos, ni siquiera llovía. La creación reflejaba una vida en armonía en la presencia continua de Dios, una comunión perfecta.
Partiendo de esta premisa, estos fenomenos no son mas que el resultado de lo que se corrompió tras el pecado. Experimentamos los mismos como consecuencia de la decisión del hombre, no porque fueron originados en la Creación.
Es cierto que nada ocurre en la Tierra sin que Dios lo permita, pero debemos tener muy claro que Dios es Creador y anhela que cada uno de nosotros experimentemos su amor. El anhela que se restablezca una comunión constante con el hombre, para que tengamos una vida plena y seamos portadores de su gloria.
En la historia de Job vemos como Dios autorizó a Satanas para que lo estremeciera, pero sin que tocase su vida. A pesar de todos los procesos que Job atravesó no claudicó, continuo amando y confiando en Dios.
Recordemos que aun Dios establece los límites. Aunque la Tierra ha sido estremecida, aunque carecemos de algunas cosas, aunque algunos perecieron, aunque hay dolor y angustía, nuestra confianza está en la fidelidad de Dios.
En lo que a Puerto Rico se refiere, la devastación dejó tres problemas inmediatos, falta de agua (necesaria para vivir), falta de comunicación y obscuridad. En conjunto esto repercute en todos los aspectos de nuestras vidas.
Día a día las personas esperan que sus celulares tengan señal para conectarse, enviar mensajes, conversar con otros de como les va, solicitar ayuda con la esperanza de que sus necesidades sean suplidas. Si la señal no llega, están dispuestos a movilizarse al lugar donde le aseguran encontrarán esa conexión.
¡Que tremendo paralelismo! Puerto Rico necesita conexión con el Cielo, que llevemos agua de vida, que mostremos como es tener una relación (comunicación) con Dios y que quitemos la obscuridad con la luz que emana de nosotros. Esa luz no puede ser escondida debajo de un almúd, tiene que ser expuesta en cada área social.
Tener esa conexión con el Cielo, hará que entendamos que sus pensamientos son más altos que los nuestros para con Puerto Rico. Es un tiempo para evidenciar la esencia de Dios que está en nosotros, manifestando el depósito que Él puso en cada uno. Que seamos lumbreras que traigan sanidad, libertad, redención, victoria, transformación.
En este tiempo que nos ha tocado atravesar, Dios continua creyendo en nosotros, su Creación. Cada uno de sus hijos, como embajadores y/o representantes de su cuerpo en la Tierra. Dios necesita familias valientes que levanten y establezcan sus diseños en cada Nación.
A los gobiernos de la Tierra no les fue encomendado establecer los diseños de Dios. Le corresponde a familias valientes, embajadoras del Reino Eterno. Hombres, mujeres y niños impregnados de propósito, de talentos y de autoridad para establecerlos. El tiene sus ojos puestos en esta Isla. Cuenta con nosotros para grandes cosas y restaurará nuestra Isla.
Hemos sido expuestos ante el Mundo para que sean testigos de lo que Dios hará sobre este terruño y cada área de su sociedad.
Jeremías 33:9
"¡Entonces esta ciudad me traerá gozo, gloria y honra ante todas las Naciones de la Tierra!
¡Ellas verán todo el bien que hago a mi pueblo y temblarán de asombro al ver la paz y PROSPERIDAD que le doy!"
¡Dios levanta a Puerto Rico y restaura su luz!
Por
Damaris Pérez López