Fogata, pescado y pan. «Vengan a desayunar»
La gratitud expresada en el servicio
Por José Efraín Rodríguez Agosto
Un día estaba almorzando con mi familia en un restaurante. Cuando todos terminaron de comer recogí los platos, los organicé y los coloqué de modo que fueran accesibles a la mesera. Al ella llegar a la mesa me pregunta: “¿Usted ha trabajado en restaurantes?” Le contesté que no, nunca había trabajado en uno. A lo que ella respondió: “Nunca había visto a un cliente que dejara la mesa limpia y apilara los platos como usted lo ha hecho, muchas gracias”. Algunos pensarán que estaba haciendo el trabajo que le tocaba a la mesera. Lo hice por qué me propuse servirle yo a ella y ser agradecido con su labor. Pensé en todas las mesas que ella tenía que atender, una mesa menos pudo haber sido un alivio para su jornada. Y por su comentario creo que así fue.
A Jesús le gustaba expresar su gratitud, por eso buscaba como servir continuamente. La biblia dice: Cuando llegaron a tierra firme, vieron una fogata, con un pescado encima, y pan. Jesús les dijo: «Vengan a desayunar» (Juan 21:9 y 12). Su invitación me acordó cuando yo llamo a mis hijos en las mañanas y les digo algo parecido: “Bajen a desayunar”.
Jesús se hizo mesero, sirvió una mesa con vista al mar en medio de un destellante amanecer. Jesús rompió el patrón; primero ve el esfuerzo de sus amigos, luego les provee una solución y al final les prepara un desayuno “gourment” de “Huevos Benedict”. ¿Porqué no podía yo hacer lo mismo con la mesera? Esto nos dice que debemos tener la intención de servir y desarrollar esa capacidad. La gratitud cristiana no se ve como un mero sentimiento, sino como una virtud que da forma, no solo a las emociones y pensamientos, sino también a acciones y hechos. (Emmons, Robert A., and Cheryl A. Crumpler, 2000).
Pero, ¿qué es la virtud?. Es una acción realizada con intensión para producir cambios. La virtud es una manifestación del carácter que actúa de forma espontánea, y no está atada al querer o desear. Para llegar a ser personas virtuosas en acciones y hechos, es preciso obrar continuamente. Esto nos facilitará internalizar valores que se adhieran ha nuestro estilo de vida. Tenemos autoridad para servir, sanar y restaurar a nuestro mundo (Mateo 10:1).
“Autoridad” en hebreo es “coaj poel”, que significa "potencial real". Jesús nos otorgó el potencial de manifestarle a los demás, a cada momento, que Él quiere suplir la necesidad real que tienen. Cada familia es portadora de las repuestas que necesitan las personas a nuestro alrededor. Los miembros de un hogar agradecido, son sensible al servicio, pues reconocen que son los agentes que realizan las transacciones entre el cielo y su comunidad en su espacio y tiempo (Mateo 9:36). Nosotros somos los repartidores, estamos equipados para distribuir los encargos del Padre Celestial. Entendamos que un genuino regalo celeste, dota de un gran impulso al receptor, y este podrá reconocer que Dios le atiende, que Él existe.
De igual forma, es importante resaltar que ser intencionales y poseer un potencial real para servir no es suficiente. Existe un factor determinante, la gratitud. Jesús expresa: — Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste (Juan 11:41-42).
Cuando expresamos gratitud al servirle a otros, nuestra vidas demuestran estar en contacto con el corazón de Dios Padre, lo que nos enseña a discernir las necesidades de los demás. Nuestra sociedad clasifica el servicio a un nivel bajo, mas en el criterio de Jesús, uno que sirve a otros merece respeto y se le otorga autoridad -“coaj poel” (Mateo 20:26, Marcos 1:22). A continuación compartiré algunos beneficios de la gratitud expresada en el servicio:
Relaciones Interpersonales
La gratitud nos ayuda a fortalecer las relaciones con otros por medio del aprecio. En el instante que reconocemos que Dios nos ha dado suficiente, en nuestro interior se enciende una flama por proveer a otros. Así hacemos que otros se sumerjan en la abundancia, se consolidan las relaciones y juntos formamos una fuerza que genera cambios.
Ser Más Felices
Demostrar gratitud por medio del servicio, es una buena estrategia para enfocar nuestras vidas; de este modo adquirimos profunda satisfacción y no albergamos resentimiento por lo que no se tiene.
Crecimiento Personal
Las personas agradecidas poseen un propósito claro en la vida. Su grado de madurez les facilita prestar ayuda a otras personas, no temen afrontar problemas, ni culpan a otros de ellos.
Haga un ejercicio, piense en sus habilidades y en las cosas que le apasionan, le prometo que allí encontrará el lugar y la forma de expresar su gratitud por medio del servicio. En el libro “Tú Naciste Para Esto”, el escritor Bruce Wilkinson señala tres áreas de verdadera necesidad en las personas. Estas son la emocional, la física y la disponibilidad de recursos. Persiga con su familia un proyecto de vida y pónganlo al servicio de su comunidad.
Es importante advertir que puede ser tentador tener intenciones de dar para obtener algo a cambio. Esto traduciría el hecho a intercambio. También podemos confundir, el servir por gratitud con la deuda moral. El agradecimiento no intenta saldar una deuda. La verdadera gratitud no olvida, se esforzará en hallar un propósito elevado para su vida. Multiplicará lo adquirido y pasará el beneficio a alguien más. Todo lo que damos nos hace parte de otros y todo lo que recibimos nos hace parte de alguien más.
El sentimiento de gratitud es una de las maneras más precisas de encontrar la presencia de Dios en la vida de una persona (Edwards). Debemos ser agradecidos por el privilegio de servir por medio de las habilidades que se nos han concedido. Tenemos la gran oportunidad de establecer una conexión fuerte con Dios y convertirnos en distribuidores de esperanza. Él nos dejará saber el bien que desea hacer para que pueda brindarlo a otros. Dios tiene planes con todos los miembros de nuestros hogares. No perdamos la oportunidad de enseñarles como vivir plenamente por medio de la gratitud expresada en el servicio.
Terminaré con otra anécdota. Estaba sentado en lugar de comida esperando ser atendido. En ese instante, vi a una monja que paraba en cada mesa vendiendo pulseras artesanales. Muchos la ignoraron y otros con un “no gracias” la despacharon. Cuando llegó a mi mesa yo hice la primera pregunta: ¿A qué parroquia pertenece?. Fue una charla de diez o quince minutos, intercambiamos pequeñas historias y algún conocimiento. Al final le compré una de las pulseras, pues su misión me pareció convincente.
La religiosa me miró confusa, tal vez esperaba que yo no invirtiera en su causa por ser de distintas creencias. Pensé, su obra no necesita de lo que nos divide, sino de lo que tenemos en común. Jesús nos es común, es el enlace. Él nos invita a nosotros a sentarnos a la mesa a desayunar con Él, a pesar de nuestras diferencias. Noté que en los versículos al inició de este escrito, Jesús dio gracias por la oportunidad ofrecer bienestar para proveer un bien mayor. Es esta la actitud que debe movernos para servir. Vivamos generando acciones de gratitud, contagiemos a otros con el espíritu del servicio.
Actuemos en agradecimiento, pues Dios Padre depositó en nosotros la capacidad de transmitir ese amor a otros. El servir por gratitud está mas relacionada con la naturaleza amorosa de nuestro Padre celestial, que con nuestra capacidad de dar (1 Juan 4:7-9). al final lo único valioso que dejamos a nuestro paso, es aquello que se deposita en otros y cambia sus vidas.
Si desea enviar sus comentarios sobre este artículo, puede hacerlo a: joseefrainpr@gmail.com
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No se autoriza la reproducción para la venta de estos recursos.
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A Jesús le gustaba expresar su gratitud, por eso buscaba como servir continuamente. La biblia dice: Cuando llegaron a tierra firme, vieron una fogata, con un pescado encima, y pan. Jesús les dijo: «Vengan a desayunar» (Juan 21:9 y 12). Su invitación me acordó cuando yo llamo a mis hijos en las mañanas y les digo algo parecido: “Bajen a desayunar”.
Jesús se hizo mesero, sirvió una mesa con vista al mar en medio de un destellante amanecer. Jesús rompió el patrón; primero ve el esfuerzo de sus amigos, luego les provee una solución y al final les prepara un desayuno “gourment” de “Huevos Benedict”. ¿Porqué no podía yo hacer lo mismo con la mesera? Esto nos dice que debemos tener la intención de servir y desarrollar esa capacidad. La gratitud cristiana no se ve como un mero sentimiento, sino como una virtud que da forma, no solo a las emociones y pensamientos, sino también a acciones y hechos. (Emmons, Robert A., and Cheryl A. Crumpler, 2000).
Pero, ¿qué es la virtud?. Es una acción realizada con intensión para producir cambios. La virtud es una manifestación del carácter que actúa de forma espontánea, y no está atada al querer o desear. Para llegar a ser personas virtuosas en acciones y hechos, es preciso obrar continuamente. Esto nos facilitará internalizar valores que se adhieran ha nuestro estilo de vida. Tenemos autoridad para servir, sanar y restaurar a nuestro mundo (Mateo 10:1).
“Autoridad” en hebreo es “coaj poel”, que significa "potencial real". Jesús nos otorgó el potencial de manifestarle a los demás, a cada momento, que Él quiere suplir la necesidad real que tienen. Cada familia es portadora de las repuestas que necesitan las personas a nuestro alrededor. Los miembros de un hogar agradecido, son sensible al servicio, pues reconocen que son los agentes que realizan las transacciones entre el cielo y su comunidad en su espacio y tiempo (Mateo 9:36). Nosotros somos los repartidores, estamos equipados para distribuir los encargos del Padre Celestial. Entendamos que un genuino regalo celeste, dota de un gran impulso al receptor, y este podrá reconocer que Dios le atiende, que Él existe.
De igual forma, es importante resaltar que ser intencionales y poseer un potencial real para servir no es suficiente. Existe un factor determinante, la gratitud. Jesús expresa: — Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste (Juan 11:41-42).
Cuando expresamos gratitud al servirle a otros, nuestra vidas demuestran estar en contacto con el corazón de Dios Padre, lo que nos enseña a discernir las necesidades de los demás. Nuestra sociedad clasifica el servicio a un nivel bajo, mas en el criterio de Jesús, uno que sirve a otros merece respeto y se le otorga autoridad -“coaj poel” (Mateo 20:26, Marcos 1:22). A continuación compartiré algunos beneficios de la gratitud expresada en el servicio:
Relaciones Interpersonales
La gratitud nos ayuda a fortalecer las relaciones con otros por medio del aprecio. En el instante que reconocemos que Dios nos ha dado suficiente, en nuestro interior se enciende una flama por proveer a otros. Así hacemos que otros se sumerjan en la abundancia, se consolidan las relaciones y juntos formamos una fuerza que genera cambios.
Ser Más Felices
Demostrar gratitud por medio del servicio, es una buena estrategia para enfocar nuestras vidas; de este modo adquirimos profunda satisfacción y no albergamos resentimiento por lo que no se tiene.
Crecimiento Personal
Las personas agradecidas poseen un propósito claro en la vida. Su grado de madurez les facilita prestar ayuda a otras personas, no temen afrontar problemas, ni culpan a otros de ellos.
Haga un ejercicio, piense en sus habilidades y en las cosas que le apasionan, le prometo que allí encontrará el lugar y la forma de expresar su gratitud por medio del servicio. En el libro “Tú Naciste Para Esto”, el escritor Bruce Wilkinson señala tres áreas de verdadera necesidad en las personas. Estas son la emocional, la física y la disponibilidad de recursos. Persiga con su familia un proyecto de vida y pónganlo al servicio de su comunidad.
Es importante advertir que puede ser tentador tener intenciones de dar para obtener algo a cambio. Esto traduciría el hecho a intercambio. También podemos confundir, el servir por gratitud con la deuda moral. El agradecimiento no intenta saldar una deuda. La verdadera gratitud no olvida, se esforzará en hallar un propósito elevado para su vida. Multiplicará lo adquirido y pasará el beneficio a alguien más. Todo lo que damos nos hace parte de otros y todo lo que recibimos nos hace parte de alguien más.
El sentimiento de gratitud es una de las maneras más precisas de encontrar la presencia de Dios en la vida de una persona (Edwards). Debemos ser agradecidos por el privilegio de servir por medio de las habilidades que se nos han concedido. Tenemos la gran oportunidad de establecer una conexión fuerte con Dios y convertirnos en distribuidores de esperanza. Él nos dejará saber el bien que desea hacer para que pueda brindarlo a otros. Dios tiene planes con todos los miembros de nuestros hogares. No perdamos la oportunidad de enseñarles como vivir plenamente por medio de la gratitud expresada en el servicio.
Terminaré con otra anécdota. Estaba sentado en lugar de comida esperando ser atendido. En ese instante, vi a una monja que paraba en cada mesa vendiendo pulseras artesanales. Muchos la ignoraron y otros con un “no gracias” la despacharon. Cuando llegó a mi mesa yo hice la primera pregunta: ¿A qué parroquia pertenece?. Fue una charla de diez o quince minutos, intercambiamos pequeñas historias y algún conocimiento. Al final le compré una de las pulseras, pues su misión me pareció convincente.
La religiosa me miró confusa, tal vez esperaba que yo no invirtiera en su causa por ser de distintas creencias. Pensé, su obra no necesita de lo que nos divide, sino de lo que tenemos en común. Jesús nos es común, es el enlace. Él nos invita a nosotros a sentarnos a la mesa a desayunar con Él, a pesar de nuestras diferencias. Noté que en los versículos al inició de este escrito, Jesús dio gracias por la oportunidad ofrecer bienestar para proveer un bien mayor. Es esta la actitud que debe movernos para servir. Vivamos generando acciones de gratitud, contagiemos a otros con el espíritu del servicio.
Actuemos en agradecimiento, pues Dios Padre depositó en nosotros la capacidad de transmitir ese amor a otros. El servir por gratitud está mas relacionada con la naturaleza amorosa de nuestro Padre celestial, que con nuestra capacidad de dar (1 Juan 4:7-9). al final lo único valioso que dejamos a nuestro paso, es aquello que se deposita en otros y cambia sus vidas.
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