
Cuando hablamos de agresión, esto incluye tanto actos de agresión física, como de tipos verbales y no verbales que un niño puede mostrar a lo largo de su experiencia de desarrollo. Ejemplos incluyen: patear, morder, pegar, amenazar, llamar usando sobrenombres, hacer gestos, etc. Las expresiones de frustración en los niños se pueden observar desde que son infantes. A los 3 meses de vida ya éstos reproducen expresiones faciales de coraje que observan de su medio ambiente. A los 6 meses de edad, verdaderos sentimientos de coraje comienzan a ser expresados por los niños a medida que aprenden sobre sus causas y efectos. Al año de vida ya se puede observar una diferencia marcada en cómo un niño y una niña muestran conductas agresivas. Los varones presentan, en muchos casos, niveles más altos de agresión que las niñas.
La interacción de los niños con ambos padres, familiares, amigos, y su medio ambiente, influyen en las conductas agresivas de los niños. Es de conocimiento general que el alto nivel de violencia que se observa en la TV tiene una influencia significativa en las actitudes y conductas que los niños presentan. Se observa la agresión en distintas modalidades: la agresión física activa versus la agresión pasiva y planificada. La TV presenta agresión a través de la violencia física y no física (verbal/no verbal), la explotación sexual, el uso y abuso de sustancias controladas, entre otras. Los niños aprenden a ser agresivos a través del refuerzo directo (premiando la conducta logrando que ésta se repita); observando e imitando o dicho de otra forma, a través del modelaje. Bandura (1979) propuso que hay varias vías por la cual los niños observan y aprenden a ser agresivos, pero que las principales son: la familia, la subcultura y los medios de comunicación (TV).
Cuando crecen en un ambiente agresivo, los niños aprenden a utilizar la agresión como manera para relacionarse con los demás niños. Por esto, no es inusual ver a niños que provienen de hogares donde ha habido violencia doméstica (agresión física y/o emocional) utilizar la agresión para relacionarse con otros niños y adultos. Muchos niños son traídos a terapia porque presentan conductas agresivas contra sus compañeros de clase o sus hermanitos. Los padres necesitan entender que en la mayoría de los casos la experiencia del niño—crianza en el hogar, agresión observada en la TV, agresión observada en casa, la falta de estructura y la falta de supervisión, entre otras—son factores determinantes en las conductas que exhiben los menores. Se estima que 7 de cada 10 programas de TV contienen algún tipo de violencia. Los actos de violencia en espacios de programas “prime time” se destacan de la siguiente manera: al menos 5 actos de violencia por hora y particularmente, los sábados en la mañana los programas de niños muestran unos 25 actos de violencia por hora. Por lo tanto, si un niño ve aproximadamente 30 horas de TV a la semana, esto sugiere un total de 10,000 actos de violencia por año.
Varios estudios sugieren que la observación de conductas o modelos de agresión en la TV o en películas aumenta la agresión en los niños. Por ejemplo, se sabe que inmediatamente después de ver un programa de TV o película que contenga actos violentos, los niños tienden a utilizar la violencia en sus dinámicas de juego (imitar lo que han visto en la lucha libre). También, están más propensos a utilizar soluciones que envuelvan alguna forma de agresión para resolver sus problemas, que las alternativas empleadas por aquellos niños que no están expuestos a la violencia. Es importante mencionar que a muchos niños les gusta la lucha libre que ven en la TV y aunque todos sabemos que eso es un espectáculo bien montado, los niños tienden a imitar las agresiones que observan casi de manera inmediata.
Data recopilada como parte de estudios longitudinales revisados (Eron & Huesmann, 1984) concluye que personas adultas que fueron expuestas a agresión a través de la TV cuando tenían 8, 19 y 30 años, también mostraron agresión cuando eran adultos. Además, la conducta agresiva aprendida a través de la TV es mucho más observable en los varones que en las hembras. Otro dato alarmante es que los niños de 8 años que mostraron preferencias por programas con altos niveles de violencia/agresión, eran los más propensos a ser encarcelados por algún crimen que envolvía algún acto de violencia cuando llegaron a ser adultos. La violencia o la agresión de los niños puede estar relacionada con varios factores de riesgo, por ejemplo: vivir en una comunidad de alta violencia puede predisponer a un menor a ver la agresión como una manera de sobrevivencia. La agresión en las escuelas también puede afectar la conducta de los niños. Esto se complica cuando hay estresores en el hogar que promueven la agresión (violencia doméstica). A veces los niños son traídos a terapia porque presentan conductas agresivas y violentas en la escuela o hacia sus hermanitos. Rápidamente nos damos cuenta que muchas veces la agresión se debe a la pobre o ninguna supervisión de los padres sobre los programas de televisión que el niño observa. Los niños que observan violencia en la TV, ven la violencia como algo normativo y están entonces propensos a ser más violentos.
En muchos hogares el niño es, por propia selección, quien determina los programas que ve. Esto es muy peligroso. Muchos padres sientan o le dicen al niño “vete a ver televisión en lo que cocino”, sin saber que el niño no tiene la capacidad para discriminar lo que tendrá un impacto negativo en su vida. La falta de supervisión adecuada es responsable de muchos de los problemas que presentan nuestros niños. En ocasiones, la escuela también puede ser un ambiente nocivo cuando no existe supervisión o controles adecuados que garanticen un lugar de enseñanza seguro y libre de violencia. Los padres necesitan asumir un rol mucho más activo en la vida de los hijos, tanto en el hogar como en la escuela. Muchos de los actos de violencia que observamos en las escuelas dentro y fuera del país son aprendidos a través de la TV.
Los niños agresivos son atraídos por programas de violencia. Por tanto, debemos hacer un esfuerzo de eliminar aquellas experiencias que fomenten la violencia en los niños. Esto puede incluir hacer cambios en nuestras propias preferencias de programas y películas. La exposición a la violencia en la TV refuerza sus actitudes y creencias sobre la violencia. Los niños tienden a fantasear y a crear su propio mundo. Por lo tanto, no han desarrollado la capacidad de medir el efecto de algunas de sus conductas violentas. A continuación comparto algunas recomendaciones:
El material educativo y los recursos son desarrollados por el equipo de Encuentro de Familia y su afiliada Visión Encuentro.
No se autoriza la reproducción para la venta de estos recursos.
Todos los Derechos reservados. ©2016 Encuentro de Familia
La interacción de los niños con ambos padres, familiares, amigos, y su medio ambiente, influyen en las conductas agresivas de los niños. Es de conocimiento general que el alto nivel de violencia que se observa en la TV tiene una influencia significativa en las actitudes y conductas que los niños presentan. Se observa la agresión en distintas modalidades: la agresión física activa versus la agresión pasiva y planificada. La TV presenta agresión a través de la violencia física y no física (verbal/no verbal), la explotación sexual, el uso y abuso de sustancias controladas, entre otras. Los niños aprenden a ser agresivos a través del refuerzo directo (premiando la conducta logrando que ésta se repita); observando e imitando o dicho de otra forma, a través del modelaje. Bandura (1979) propuso que hay varias vías por la cual los niños observan y aprenden a ser agresivos, pero que las principales son: la familia, la subcultura y los medios de comunicación (TV).
Cuando crecen en un ambiente agresivo, los niños aprenden a utilizar la agresión como manera para relacionarse con los demás niños. Por esto, no es inusual ver a niños que provienen de hogares donde ha habido violencia doméstica (agresión física y/o emocional) utilizar la agresión para relacionarse con otros niños y adultos. Muchos niños son traídos a terapia porque presentan conductas agresivas contra sus compañeros de clase o sus hermanitos. Los padres necesitan entender que en la mayoría de los casos la experiencia del niño—crianza en el hogar, agresión observada en la TV, agresión observada en casa, la falta de estructura y la falta de supervisión, entre otras—son factores determinantes en las conductas que exhiben los menores. Se estima que 7 de cada 10 programas de TV contienen algún tipo de violencia. Los actos de violencia en espacios de programas “prime time” se destacan de la siguiente manera: al menos 5 actos de violencia por hora y particularmente, los sábados en la mañana los programas de niños muestran unos 25 actos de violencia por hora. Por lo tanto, si un niño ve aproximadamente 30 horas de TV a la semana, esto sugiere un total de 10,000 actos de violencia por año.
Varios estudios sugieren que la observación de conductas o modelos de agresión en la TV o en películas aumenta la agresión en los niños. Por ejemplo, se sabe que inmediatamente después de ver un programa de TV o película que contenga actos violentos, los niños tienden a utilizar la violencia en sus dinámicas de juego (imitar lo que han visto en la lucha libre). También, están más propensos a utilizar soluciones que envuelvan alguna forma de agresión para resolver sus problemas, que las alternativas empleadas por aquellos niños que no están expuestos a la violencia. Es importante mencionar que a muchos niños les gusta la lucha libre que ven en la TV y aunque todos sabemos que eso es un espectáculo bien montado, los niños tienden a imitar las agresiones que observan casi de manera inmediata.
Data recopilada como parte de estudios longitudinales revisados (Eron & Huesmann, 1984) concluye que personas adultas que fueron expuestas a agresión a través de la TV cuando tenían 8, 19 y 30 años, también mostraron agresión cuando eran adultos. Además, la conducta agresiva aprendida a través de la TV es mucho más observable en los varones que en las hembras. Otro dato alarmante es que los niños de 8 años que mostraron preferencias por programas con altos niveles de violencia/agresión, eran los más propensos a ser encarcelados por algún crimen que envolvía algún acto de violencia cuando llegaron a ser adultos. La violencia o la agresión de los niños puede estar relacionada con varios factores de riesgo, por ejemplo: vivir en una comunidad de alta violencia puede predisponer a un menor a ver la agresión como una manera de sobrevivencia. La agresión en las escuelas también puede afectar la conducta de los niños. Esto se complica cuando hay estresores en el hogar que promueven la agresión (violencia doméstica). A veces los niños son traídos a terapia porque presentan conductas agresivas y violentas en la escuela o hacia sus hermanitos. Rápidamente nos damos cuenta que muchas veces la agresión se debe a la pobre o ninguna supervisión de los padres sobre los programas de televisión que el niño observa. Los niños que observan violencia en la TV, ven la violencia como algo normativo y están entonces propensos a ser más violentos.
En muchos hogares el niño es, por propia selección, quien determina los programas que ve. Esto es muy peligroso. Muchos padres sientan o le dicen al niño “vete a ver televisión en lo que cocino”, sin saber que el niño no tiene la capacidad para discriminar lo que tendrá un impacto negativo en su vida. La falta de supervisión adecuada es responsable de muchos de los problemas que presentan nuestros niños. En ocasiones, la escuela también puede ser un ambiente nocivo cuando no existe supervisión o controles adecuados que garanticen un lugar de enseñanza seguro y libre de violencia. Los padres necesitan asumir un rol mucho más activo en la vida de los hijos, tanto en el hogar como en la escuela. Muchos de los actos de violencia que observamos en las escuelas dentro y fuera del país son aprendidos a través de la TV.
Los niños agresivos son atraídos por programas de violencia. Por tanto, debemos hacer un esfuerzo de eliminar aquellas experiencias que fomenten la violencia en los niños. Esto puede incluir hacer cambios en nuestras propias preferencias de programas y películas. La exposición a la violencia en la TV refuerza sus actitudes y creencias sobre la violencia. Los niños tienden a fantasear y a crear su propio mundo. Por lo tanto, no han desarrollado la capacidad de medir el efecto de algunas de sus conductas violentas. A continuación comparto algunas recomendaciones:
- Como padres debemos asumir un rol más activo en la vida de nuestros hijos.
- De manera espontánea visitemos las escuelas y conozcamos quiénes son sus amigos.
- Observar qué conductas en el medio ambiente pueden estar influyendo en su conducta.
- Hacer introspección sobre qué estamos haciendo o dejando de hacer que puede estar influyendo en la conducta agresiva de nuestros hijos.
- Hacer los ajustes y cambios necesarios en casa, en los programas de TV, horarios de ver TV, películas que vemos en el cine y vídeo juegos que seleccionamos para nuestros hijos.
- Cambios a nivel estructural y relacional que necesitamos hacer para reducir los niveles de agresión en el hogar.
El material educativo y los recursos son desarrollados por el equipo de Encuentro de Familia y su afiliada Visión Encuentro.
No se autoriza la reproducción para la venta de estos recursos.
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