Parejas Poderosas En Rescate De La Humanidad:
La complementariedad de los sexos
Por: Claribel Maldonado para encuentrodefamilia.com
“Ni la mujer, ni el varón pueden ir en contra de su propia naturalezasin hacerse desgraciados.
La ruptura con la biología no libera a la mujer, ni al varón; es más bien un camino que conduce a lo patológico.”
•Ana María Araújo[i]
Las personas somos seres naturales y también seres culturales que en ambas dimensiones nos desarrollamos. No sólo somos macho o hembra en cuanto a la realidad biológica, la cual es obvia y visible. El ser humano construye culturas en tanto que se expresa, se relaciona, crea ideas, busca soluciones y construye sociedades desde su realidad de mujer o varón.
Cultura es el concepto que se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social transmitido de generación en generación a fin de orientar las prácticas individuales y colectivas. Incluye lengua, procesos, modos de vida, costumbres, tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimiento.
La persona, no sólo es naturaleza y cultura, también es espíritu. El ser humano es tripartito: cuerpo, mente y espíritu. Todas las tribus, civilizaciones y sociedades independientemente de las creencias religiosas aceptan y reconocen esta realidad. El ser humano tiene un espacio único dentro de sí que le diferencia de los animales más allá de su tipo de inteligencia y de su propia especie.
Ambas personas, mujer o varón, procesan desde su realidad particular. Inevitablemente, mujeres y varones tendrán que buscar armonías para integrarse y que la humanidad sea salvaguardada. Una guerra entre ambos simplemente es un acabose. Si uno entra en crisis, muy probablemente el otro también y con ellos todo el colectivo.
Sobre la guerra entre los sexos, para nuestra ventaja los creyentes cristianos deberíamos tenerla muy clara ya. De esa historia no deberíamos perder memoria. En el registro del Génesis cuando la humanidad cayó en el engaño, allí comenzó todo. La separación entre la humanidad y Dios trajo separaciones entre la mujer y el varón.
A pesar de esa desgracia, hoy tenemos buenas noticias: Jesucristo vino para restaurar tanto la relación del ser humano con su Creador, como la relación entre todos y muy en particular entre la mujer y el varón. La relación armoniosa ya sea matrimonial, familiar o social entre mujeres y varones puede recuperar el diseño original de la complementariedad entre los sexos. Una complementariedad desde donde las capacidades bien entendidas de cada cual no se dejan dominar por las diferencias contrapuestas, sino en la unión conforman un poder especial.
Las parejas poderosas conocidas en la cultura popular como “power couples” no son el disfuncional modelo hollywoodense que siempre acaban mal. Las parejas poderosas, sean: esposo y esposa, hermano y hermana, amigo y amiga, compañero y compañera de estudio, trabajo o cualquier proyecto, son aquellas que en las diferencias sexuales se integran y no se excluyen.
Las parejas poderosas, llegan al conocimiento sin dejar de ser mujer o varón, que son capaces de hacerlo todo teniendo en cuenta que en el nosotros superamos al yo. Reconocen que hay roles que son exclusivos porque están inscritos en sus propios cuerpos.
Concebir, parir, amamantar sólo es posible para las mujeres. Y la ciencia del siglo 21 ya ha demostrado que las diferencias cerebrales y hormonales entre los sexos tienen impacto en cómo perciben, procesan y actúan. Que las diferencias músculo y esqueletales dan ventajas particulares a unos y a otros.
Si esas diferencias corporales y psicológicas de cada sexo se usan para un bien mayor y no para competir entre sí, forman un motor de fuerza imparable. Cuando aprendemos a unir todas esas diferentes fuerzas en favor mutuo, aprendemos a amarnos.
Una pareja poderosa sólo es exitosa cuando se mira desde los ojos de quien les creó. En las naciones occidentales vivimos en una transformación cultural en que la mujer ya no tiene límites para hacer y deshacer. El varón es más participativo en la crianza y el cuidado de los hijos. Pero ninguno puede ser madre y padre a la vez.
Cuando por circunstancias les toca criar solos, sólo pueden ser madres dos veces, o padres dos veces. Las estadísticas de indicadores sociales muestran que los niños en hogares donde el padre no está están más vulnerables y que deben hacerse ajustes intencionales en bien del niño.[ii]
Una pareja poderosa sabe responder a su diseño original, viendo a la naturaleza como su gran tesoro. Una relación en donde la mujer no busca ni necesita pelear como un macho, sino que siendo mujer y junto a él puede luchar contra el mundo de dificultades que se les presentan. Una relación en dónde el varón no busca ni necesita probarse macho, sino ser el hombre que es, sin complejos de inferioridad ni superioridad. Ambos son únicos y han de entenderse si no quieren perecer. En ello se les va la vida.
En el registro bíblico hay innumerables ejemplos de complementariedad entre mujer y varón tipo parejas poderosas. Débora y Barak siendo compañeros líderes de un pueblo. Moisés y Miriam, tuvieron sus dificultades luego de un tiempo, pero mientras ella miró a Dios atentamente hizo complemento poderoso. Miriam, pudo salvar la vida de su hermano Moisés sólo siendo una niña y luego juntos fueron usados para dirigir y animar al pueblo de Dios a marchar hacia la libertad.
María y José, padres del niño Jesús; María y Jesús, madre e hijo en las bodas de Caná; Las mujeres [que financiaban la obra] y Jesús en el ministerio del Reino de los cielos que había llegado. Jesús y la mujer samaritana, Pablo y Lydia de Tiatira asociaciones complementarias entre personas de ambos sexos para expandir las buenas noticias de salvación.
“Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios con estas palabras: ¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla!”
•Génesis 1:27-28 Reina Valera Contemporánea
[i] https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2118464.pdf
[ii] https://www.fatherhood.org/father-absence-statistic
Haz clic aquí para editar.
La ruptura con la biología no libera a la mujer, ni al varón; es más bien un camino que conduce a lo patológico.”
•Ana María Araújo[i]
Las personas somos seres naturales y también seres culturales que en ambas dimensiones nos desarrollamos. No sólo somos macho o hembra en cuanto a la realidad biológica, la cual es obvia y visible. El ser humano construye culturas en tanto que se expresa, se relaciona, crea ideas, busca soluciones y construye sociedades desde su realidad de mujer o varón.
Cultura es el concepto que se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social transmitido de generación en generación a fin de orientar las prácticas individuales y colectivas. Incluye lengua, procesos, modos de vida, costumbres, tradiciones, hábitos, valores, patrones, herramientas y conocimiento.
La persona, no sólo es naturaleza y cultura, también es espíritu. El ser humano es tripartito: cuerpo, mente y espíritu. Todas las tribus, civilizaciones y sociedades independientemente de las creencias religiosas aceptan y reconocen esta realidad. El ser humano tiene un espacio único dentro de sí que le diferencia de los animales más allá de su tipo de inteligencia y de su propia especie.
Ambas personas, mujer o varón, procesan desde su realidad particular. Inevitablemente, mujeres y varones tendrán que buscar armonías para integrarse y que la humanidad sea salvaguardada. Una guerra entre ambos simplemente es un acabose. Si uno entra en crisis, muy probablemente el otro también y con ellos todo el colectivo.
Sobre la guerra entre los sexos, para nuestra ventaja los creyentes cristianos deberíamos tenerla muy clara ya. De esa historia no deberíamos perder memoria. En el registro del Génesis cuando la humanidad cayó en el engaño, allí comenzó todo. La separación entre la humanidad y Dios trajo separaciones entre la mujer y el varón.
A pesar de esa desgracia, hoy tenemos buenas noticias: Jesucristo vino para restaurar tanto la relación del ser humano con su Creador, como la relación entre todos y muy en particular entre la mujer y el varón. La relación armoniosa ya sea matrimonial, familiar o social entre mujeres y varones puede recuperar el diseño original de la complementariedad entre los sexos. Una complementariedad desde donde las capacidades bien entendidas de cada cual no se dejan dominar por las diferencias contrapuestas, sino en la unión conforman un poder especial.
Las parejas poderosas conocidas en la cultura popular como “power couples” no son el disfuncional modelo hollywoodense que siempre acaban mal. Las parejas poderosas, sean: esposo y esposa, hermano y hermana, amigo y amiga, compañero y compañera de estudio, trabajo o cualquier proyecto, son aquellas que en las diferencias sexuales se integran y no se excluyen.
Las parejas poderosas, llegan al conocimiento sin dejar de ser mujer o varón, que son capaces de hacerlo todo teniendo en cuenta que en el nosotros superamos al yo. Reconocen que hay roles que son exclusivos porque están inscritos en sus propios cuerpos.
Concebir, parir, amamantar sólo es posible para las mujeres. Y la ciencia del siglo 21 ya ha demostrado que las diferencias cerebrales y hormonales entre los sexos tienen impacto en cómo perciben, procesan y actúan. Que las diferencias músculo y esqueletales dan ventajas particulares a unos y a otros.
Si esas diferencias corporales y psicológicas de cada sexo se usan para un bien mayor y no para competir entre sí, forman un motor de fuerza imparable. Cuando aprendemos a unir todas esas diferentes fuerzas en favor mutuo, aprendemos a amarnos.
Una pareja poderosa sólo es exitosa cuando se mira desde los ojos de quien les creó. En las naciones occidentales vivimos en una transformación cultural en que la mujer ya no tiene límites para hacer y deshacer. El varón es más participativo en la crianza y el cuidado de los hijos. Pero ninguno puede ser madre y padre a la vez.
Cuando por circunstancias les toca criar solos, sólo pueden ser madres dos veces, o padres dos veces. Las estadísticas de indicadores sociales muestran que los niños en hogares donde el padre no está están más vulnerables y que deben hacerse ajustes intencionales en bien del niño.[ii]
Una pareja poderosa sabe responder a su diseño original, viendo a la naturaleza como su gran tesoro. Una relación en donde la mujer no busca ni necesita pelear como un macho, sino que siendo mujer y junto a él puede luchar contra el mundo de dificultades que se les presentan. Una relación en dónde el varón no busca ni necesita probarse macho, sino ser el hombre que es, sin complejos de inferioridad ni superioridad. Ambos son únicos y han de entenderse si no quieren perecer. En ello se les va la vida.
En el registro bíblico hay innumerables ejemplos de complementariedad entre mujer y varón tipo parejas poderosas. Débora y Barak siendo compañeros líderes de un pueblo. Moisés y Miriam, tuvieron sus dificultades luego de un tiempo, pero mientras ella miró a Dios atentamente hizo complemento poderoso. Miriam, pudo salvar la vida de su hermano Moisés sólo siendo una niña y luego juntos fueron usados para dirigir y animar al pueblo de Dios a marchar hacia la libertad.
María y José, padres del niño Jesús; María y Jesús, madre e hijo en las bodas de Caná; Las mujeres [que financiaban la obra] y Jesús en el ministerio del Reino de los cielos que había llegado. Jesús y la mujer samaritana, Pablo y Lydia de Tiatira asociaciones complementarias entre personas de ambos sexos para expandir las buenas noticias de salvación.
“Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios con estas palabras: ¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla!”
•Génesis 1:27-28 Reina Valera Contemporánea
[i] https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2118464.pdf
[ii] https://www.fatherhood.org/father-absence-statistic
Haz clic aquí para editar.