Persistentes en la palabra
C. BETHZAIDA ORTIZ, CPL CONSEJERA PROFESIONAL LICENCIADA /MATRIMONIO Y FAMILIA
“Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” Efesios 6:4
La sociedad se encuentra en un grave estado de decadencia moral y espiritual. Los valores que abraza chocan directamente con el orden divino establecido para la familia. Las evidencias lo confirman, lo vemos diariamente en la prensa escrita, las oficinas de consejeros, pastores y psicólogos, los medios televisivos y radiales, entre otros. El divorcio, el aborto, la revolución sexual, la infidelidad, el homosexualismo, el feminismo radical, hogares monoparentales y disminución de familia nuclear son algunas de las crisis que lo confirman. Día tras día, como consejera matrimonial y de familia soy testigo del fracaso humano al tratar de revertir los efectos devastadores de esta decadencia en el núcleo familiar y más alarmante aun, cuando las familias cristianas están padeciendo los mismos males que las familias no cristianas e irremediablemente me pregunto: ¿podremos rescatar el proyecto que Dios pensó cuando instituyo la familia, sin Dios? La única respuesta es NO.
Necesitamos volver de manera apremiante a los principios bíblicos para la crianza de nuestros hijos y la restauración de nuestras familias. ¡Solo un compromiso real con el Dios y la verdad de las escrituras puede redimir el gran mal que sobre la familia y la sociedad se ha generado amenazando destruirla! Pablo en su carta a los Efesios, recapitula en un solo versículo el secreto para el éxito en la crianza de los hijos “…criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Dios nos convoca a guiar a nuestros hijos a Cristo, es el deber mas importante que Dios te ha dado. Lo que Dios pide esta claramente expuesto en su palabra, el padre sabio será diligente, persistente e intencionado en lo que Dios demanda. Esta intencionalidad y perseverancia en la enseñanza de la palabra de Dios no compara con programa alguno de escuela para padres, libros motivacionales, charlas para manejo de emociones, todas ellas utilizadas por mí en mi profesión, como herramienta adicional pero convencida que en nada sustituyen el fundamento esencial para levantar familias saludables y empoderadas para levantarse en medio de las circunstancias de la vida.
La palabra de Dios fue contundente y clara de la necesidad de ser persistentes con su palabra en el proceso de dirección y formación de nuestros hijos, cuando dijo: ” y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; las repetirás a tus hijos y hablaras de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las ataras como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas" Deuteronomio 6:6-9. El llamado es en todo momento repetirlas y volver a ella porque en ese ejercicio creamos principios y convicciones profundas que marcaran el corazón de nuestros hijos y las próximas generaciones.
Hay mucho que enseñar y las oportunidades no tienen fin, aprovecha cada oportunidad como si fuera la última, para tocar el corazón de tu hijo con la palabra que nunca tornará atrás vacía, sino que hará lo que Dios ha prometido. Haz de esta palabra de Dios la marca distintiva de tu casa para bendición.
La sociedad se encuentra en un grave estado de decadencia moral y espiritual. Los valores que abraza chocan directamente con el orden divino establecido para la familia. Las evidencias lo confirman, lo vemos diariamente en la prensa escrita, las oficinas de consejeros, pastores y psicólogos, los medios televisivos y radiales, entre otros. El divorcio, el aborto, la revolución sexual, la infidelidad, el homosexualismo, el feminismo radical, hogares monoparentales y disminución de familia nuclear son algunas de las crisis que lo confirman. Día tras día, como consejera matrimonial y de familia soy testigo del fracaso humano al tratar de revertir los efectos devastadores de esta decadencia en el núcleo familiar y más alarmante aun, cuando las familias cristianas están padeciendo los mismos males que las familias no cristianas e irremediablemente me pregunto: ¿podremos rescatar el proyecto que Dios pensó cuando instituyo la familia, sin Dios? La única respuesta es NO.
Necesitamos volver de manera apremiante a los principios bíblicos para la crianza de nuestros hijos y la restauración de nuestras familias. ¡Solo un compromiso real con el Dios y la verdad de las escrituras puede redimir el gran mal que sobre la familia y la sociedad se ha generado amenazando destruirla! Pablo en su carta a los Efesios, recapitula en un solo versículo el secreto para el éxito en la crianza de los hijos “…criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Dios nos convoca a guiar a nuestros hijos a Cristo, es el deber mas importante que Dios te ha dado. Lo que Dios pide esta claramente expuesto en su palabra, el padre sabio será diligente, persistente e intencionado en lo que Dios demanda. Esta intencionalidad y perseverancia en la enseñanza de la palabra de Dios no compara con programa alguno de escuela para padres, libros motivacionales, charlas para manejo de emociones, todas ellas utilizadas por mí en mi profesión, como herramienta adicional pero convencida que en nada sustituyen el fundamento esencial para levantar familias saludables y empoderadas para levantarse en medio de las circunstancias de la vida.
La palabra de Dios fue contundente y clara de la necesidad de ser persistentes con su palabra en el proceso de dirección y formación de nuestros hijos, cuando dijo: ” y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; las repetirás a tus hijos y hablaras de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las ataras como una señal en tu mano y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas" Deuteronomio 6:6-9. El llamado es en todo momento repetirlas y volver a ella porque en ese ejercicio creamos principios y convicciones profundas que marcaran el corazón de nuestros hijos y las próximas generaciones.
Hay mucho que enseñar y las oportunidades no tienen fin, aprovecha cada oportunidad como si fuera la última, para tocar el corazón de tu hijo con la palabra que nunca tornará atrás vacía, sino que hará lo que Dios ha prometido. Haz de esta palabra de Dios la marca distintiva de tu casa para bendición.