Somos sólo amigos… a un paso de la Infidelidad
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Por años hemos visto cómo el tema de la infidelidad en el matrimonio ha sido mantenido como un secreto a voces dentro las distintas comunidades religiosas dentro y fuera de Puerto Rico. Todos hemos aprendido de manera directa o indirecta que la infidelidad es un problema real y muy doloroso para todos, esto es, para el infiel, para la persona a quien se le ha sido infiel, para las familias y los amigos. Muy a menudo durante mis sesiones de terapia con parejas, familias, divorciados, e hijos, nos enfrentamos a este tema. Una de las primeras cosas que hacemos es aclarar el término “infidelidad”. Lo que puede ser infidelidad para uno de los cónyuges no es necesariamente interpretado como infidelidad para el otro. Con frecuencia me preguntan: “¿lo que hice cuenta como infidelidad?” “Sólo fuimos a almorzar, o a penas nos besamos, tocamos o acariciamos…” “Sólo hablamos de los problemas que tengo con mi esposa(o)...” “Sólo somos amigos... me siento en mucha confianza con ella/él, como si nos conociéramos de toda la vida…” “Sólo le he dicho que mi esposa(o) y yo no hemos tenido relaciones sexuales o que no me satisface, etc.”. Para fines de este artículo propongo la siguiente definición:
Infidelidad: Rompimiento de la confianza, acuerdo o pacto realizado entre la pareja. También es una traición a la relación matrimonial a través de un acto, pensamiento, sentimiento o declaración que atenta contra la fidelidad que se le juró al cónyuge, a Dios y a los testigos al momento de unirse en santo matrimonio.
Dios ha propuesto en mi corazón una teoría simple sobre lo que debe ser la fidelidad desde una perspectiva sensorial. Ser fiel es guardar o evitar exponer o comprometer cualquiera de nuestros sentidos (exposición sensorial) a algo o alguien, que no sea Dios o nuestra pareja. Esto incluye seis aspectos:
(1) guardarnos de mirar lo que nos separa de nuestra pareja y de Dios (visual);
(2) saber a quién le prestamos nuestra atención y admiración, y conocer las consecuencias de admirar y desear el fruto prohibido;
(3) guardarnos de escuchar y/o tener conversaciones (auditivo) que pudiesen atentar contra la estabilidad del hogar. Es estar convencidos que debemos ser fieles a nuestra pareja hasta en nuestros pensamientos. En otras palabras, ser fiel es un estilo de vida y no un concepto ilusorio o fantasioso. A veces, en el ambiente de trabajo nos dedicamos a escuchar a personas con problemas relacionales sin darnos cuenta que de manera paulatina y sutil abrimos nuestro corazón a la persona incorrecta, y sólo para hacernos vulnerables y exponernos a entrar en una relación de infidelidad. Esto es lo que la Biblia llama “las pequeñas zorras que dañan toda la viña”.
(4) Aunque parezca exagerado, también a través del olfato nos ponemos en riesgo de ser infiel. Muy frecuentemente escucho parejas admirar el perfume de un compañera(o) de trabajo, “es que huele tan rica(o)…” “yo quisiera que mi esposa(o) oliera así, pero a ella/él ni le gusta ese perfume…” Otros, no se dan cuenta que en ocasiones sólo esperan que la otra persona les pase por el lado para olerlo y comenzar a fantasear. (5) El sentido del tacto, ni hablar. Tocar lo que no se debe tocar, o desear tocar lo incorrecto, es una de las formas más peligrosa de caer en la infidelidad. A través del tacto (estímulo intencional o no intencionado) se producen respuestas en otras partes del cuerpo que con facilidad atentan contra la sacramentalidad de la relación. Finalmente,
(6) si ha utilizado el sentido gustativo, muy probablemente usted está en la zona de peligro o en el peor de los casos, usted va camino al precipicio. Cabe indicar que la fisiología que apoya esta teoría y que está relacionada sobre cómo se recibe, se procesa y se almacena la información sensorial será explicada en una próxima edición. Posiblemente algunos pueden discutir que la infidelidad en el matrimonio no es lo peor o más doloroso que alguien le pueda hacer a su pareja, pero ciertamente, todos debemos estar de acuerdo que la infidelidad es una de las experiencias de mayor confusión y desorientación para una familia.
En la mayoría de los casos, la infidelidad no llega de repente, sino como parte de un proceso de desconexión y conexión. Nos desconectamos de nuestra pareja de manera emocional y física y nos desconectamos de Dios de manera espiritual. Por otro lado, los infieles se conectan de manera física y/o emocional con la otra persona. De hecho, una de las modalidades en el área de la infidelidad no envuelve contacto físico/sexual con la otra persona. La infidelidad a través de la Internet o red cibernética ha alcanzado niveles nunca imaginado. Dicho sea de paso, el tema “La Infidelidad a través de la Internet” (Cybersex), se discutirá en más detalle en la Parte II de este artículo, en la próxima edición de la Revista. Este tipo de infidelidad es tan peligrosa como la infidelidad física porque envuelve traición, engaño y mantener un secreto a la persona a quien le juramos lealtad. Este tipo de infidelidad es muy emocional y envuelve un elemento de fantasía y dependencia psicológica.
Algunos tipos de infidelidad son:
Durante el año 2003, la Oficina de Administración de los Tribunales reportó unos 14,005 divorcios en Puerto Rico, de los cuales, sólo 94 fueron por la causal de adulterio. Unas 7,618 parejas se divorciaron por consentimiento mutuo, 3,724 parejas se divorciaron por separación, y 2,142 parejas se divorciaron por trato cruel, entre otras causales. Todos sabemos que son muchas más de 94 las parejas que experimentan infidelidad. En una entrevista con el Honorable Juez Jorge Lucas Escribano del Tribunal de Apelaciones, éste indica que el bajo número de divorcio por adulterio sólo se debe a que resulta mucho más fácil y rápido divorciarse por consentimiento mutuo, que por adulterio.
Aprovecho este artículo para presentar algunos MITOS sobre la infidelidad:
Estos mitos son percepciones equivocadas de los llamados expertos en el tema, que en la mayoría de los casos, opinan basándose en sus propias experiencias, corajes, frustraciones y dolores sin resolver.
Según más de 25 estudios, un 25% de las esposas y 44% de los esposos han sostenido relaciones sexuales extramaritales. Los estudios también demuestran que la generación más joven de mujeres tiende a ser más infiel que las generaciones anteriores. Sin embargo, esto no debe traducirse en una conducta aceptada y deseada por la mayoría de las personas. Al contrario, la mayoría de las personas creen en la fidelidad en el matrimonio y que la infidelidad es bien dañina para las relaciones.
La infidelidad es dolorosa y peligrosa para la relación y expone a la relación a daños y marcas emocionales que pudiesen ser permanentes si no se trabaja adecuadamente. Recuperarse de una infidelidad requiere mucho trabajo y lamentablemente, muchas parejas nunca logran recuperarse del impacto. Cuando se es infiel se atenta contra el corazón y principio fundamental de la relación. Hay rompimiento y separación de un pacto. Muchas parejas piensan que sólo se rompe un pacto con el cónyuge, olvidando el daño que se le ha causado a la relación con Dios. Muchos de los esfuerzos por restaurar una relación luego de una infidelidad resultan infructuosos porque no se invierte en reparar el daño que se le causó a nuestra relación con Dios. El proceso de recuperación no sólo envuelve cambios de conducta, sino una transformación del ser interior (espiritual, emocional y relacional). La recuperación puede tomar mucho tiempo porque envuelve devolver la confianza a la relación. Por otro lado, no todo está perdido, aquellas parejas que deciden restaurar la relación, experimentan el amor en otra dimensión. Se puede volver a ser feliz, volver amar, luego de una infidelidad.
La persona que entra en una relación de infidelidad, generalmente no lo hace porque la otra persona sea más atractiva(o), superior o mejor que su pareja, sino porque es diferente a su pareja. Comparo la infidelidad con la anécdota del queso suizo. El ratoncito siente un gran deseo por obtener un segundo queso que alcanza ver. Este segundo queso tiene unos orificios distintos a los orificios del queso que tiene en casa. Una vez logra obtener el segundo queso se da cuenta que ese segundo queso no tiene los orificios que tiene su queso original. Es entonces que trata de volver a su queso original, sólo para encontrar que éste ha sido dañado. A veces hay infieles que tratan de responsabilizar a su cónyuge por haberles sido infiel. A veces hasta le dicen “tú me obligaste a hacerlo”. Debemos entender que nadie obliga o fuerza a otro a ser infiel. La infidelidad envuelve un proceso de decisión, cuya responsabilidad es sólo del que decide ser infiel. La insatisfacción o problemas relacionales, pudiese bien ser responsabilidad de ambos, pero la persona descontenta puede decidir entre otras alternativas disponibles, dirigidas a restaurar la relación. La decisión de entrar en una relación extramarital, mantenerse o salir de ella, es sólo del infiel.
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Infidelidad: Rompimiento de la confianza, acuerdo o pacto realizado entre la pareja. También es una traición a la relación matrimonial a través de un acto, pensamiento, sentimiento o declaración que atenta contra la fidelidad que se le juró al cónyuge, a Dios y a los testigos al momento de unirse en santo matrimonio.
Dios ha propuesto en mi corazón una teoría simple sobre lo que debe ser la fidelidad desde una perspectiva sensorial. Ser fiel es guardar o evitar exponer o comprometer cualquiera de nuestros sentidos (exposición sensorial) a algo o alguien, que no sea Dios o nuestra pareja. Esto incluye seis aspectos:
(1) guardarnos de mirar lo que nos separa de nuestra pareja y de Dios (visual);
(2) saber a quién le prestamos nuestra atención y admiración, y conocer las consecuencias de admirar y desear el fruto prohibido;
(3) guardarnos de escuchar y/o tener conversaciones (auditivo) que pudiesen atentar contra la estabilidad del hogar. Es estar convencidos que debemos ser fieles a nuestra pareja hasta en nuestros pensamientos. En otras palabras, ser fiel es un estilo de vida y no un concepto ilusorio o fantasioso. A veces, en el ambiente de trabajo nos dedicamos a escuchar a personas con problemas relacionales sin darnos cuenta que de manera paulatina y sutil abrimos nuestro corazón a la persona incorrecta, y sólo para hacernos vulnerables y exponernos a entrar en una relación de infidelidad. Esto es lo que la Biblia llama “las pequeñas zorras que dañan toda la viña”.
(4) Aunque parezca exagerado, también a través del olfato nos ponemos en riesgo de ser infiel. Muy frecuentemente escucho parejas admirar el perfume de un compañera(o) de trabajo, “es que huele tan rica(o)…” “yo quisiera que mi esposa(o) oliera así, pero a ella/él ni le gusta ese perfume…” Otros, no se dan cuenta que en ocasiones sólo esperan que la otra persona les pase por el lado para olerlo y comenzar a fantasear. (5) El sentido del tacto, ni hablar. Tocar lo que no se debe tocar, o desear tocar lo incorrecto, es una de las formas más peligrosa de caer en la infidelidad. A través del tacto (estímulo intencional o no intencionado) se producen respuestas en otras partes del cuerpo que con facilidad atentan contra la sacramentalidad de la relación. Finalmente,
(6) si ha utilizado el sentido gustativo, muy probablemente usted está en la zona de peligro o en el peor de los casos, usted va camino al precipicio. Cabe indicar que la fisiología que apoya esta teoría y que está relacionada sobre cómo se recibe, se procesa y se almacena la información sensorial será explicada en una próxima edición. Posiblemente algunos pueden discutir que la infidelidad en el matrimonio no es lo peor o más doloroso que alguien le pueda hacer a su pareja, pero ciertamente, todos debemos estar de acuerdo que la infidelidad es una de las experiencias de mayor confusión y desorientación para una familia.
En la mayoría de los casos, la infidelidad no llega de repente, sino como parte de un proceso de desconexión y conexión. Nos desconectamos de nuestra pareja de manera emocional y física y nos desconectamos de Dios de manera espiritual. Por otro lado, los infieles se conectan de manera física y/o emocional con la otra persona. De hecho, una de las modalidades en el área de la infidelidad no envuelve contacto físico/sexual con la otra persona. La infidelidad a través de la Internet o red cibernética ha alcanzado niveles nunca imaginado. Dicho sea de paso, el tema “La Infidelidad a través de la Internet” (Cybersex), se discutirá en más detalle en la Parte II de este artículo, en la próxima edición de la Revista. Este tipo de infidelidad es tan peligrosa como la infidelidad física porque envuelve traición, engaño y mantener un secreto a la persona a quien le juramos lealtad. Este tipo de infidelidad es muy emocional y envuelve un elemento de fantasía y dependencia psicológica.
Algunos tipos de infidelidad son:
- Infidelidad accidental;
- Infidelidad romántica, usualmente la pasión se confunde con amor,
- Infidelidad abierta o acordada entre la pareja; y
- Infidelidad recurrente o continua Philandering.
Durante el año 2003, la Oficina de Administración de los Tribunales reportó unos 14,005 divorcios en Puerto Rico, de los cuales, sólo 94 fueron por la causal de adulterio. Unas 7,618 parejas se divorciaron por consentimiento mutuo, 3,724 parejas se divorciaron por separación, y 2,142 parejas se divorciaron por trato cruel, entre otras causales. Todos sabemos que son muchas más de 94 las parejas que experimentan infidelidad. En una entrevista con el Honorable Juez Jorge Lucas Escribano del Tribunal de Apelaciones, éste indica que el bajo número de divorcio por adulterio sólo se debe a que resulta mucho más fácil y rápido divorciarse por consentimiento mutuo, que por adulterio.
Aprovecho este artículo para presentar algunos MITOS sobre la infidelidad:
- MITO 1: Todo el mundo comete infidelidad en algún momento, esto es normal y esperado en una relación de pareja.
- MITO 2: Relaciones extramaritales son buenas o saludables para los matrimonios y hasta pueden ayudar a mejorar la relación.
- MITO 3: El infiel comete la infidelidad porque no ama a su pareja.
- MITO 4: La persona con la que se comete la infidelidad es más atractiva(o) o “sexy” que su esposa(o).
- MITO 5: El culpable de la infidelidad es el cónyuge contra quien se comete la infidelidad por falta de atención o porque falló en sus responsabilidades matrimoniales.
- MITO 6: La mejor forma para descubrir la infidelidad es pretender que no está ocurriendo y evitar la crisis.
- MITO 7: Si ocurre una infidelidad, el matrimonio debe terminar en divorcio.
Estos mitos son percepciones equivocadas de los llamados expertos en el tema, que en la mayoría de los casos, opinan basándose en sus propias experiencias, corajes, frustraciones y dolores sin resolver.
Según más de 25 estudios, un 25% de las esposas y 44% de los esposos han sostenido relaciones sexuales extramaritales. Los estudios también demuestran que la generación más joven de mujeres tiende a ser más infiel que las generaciones anteriores. Sin embargo, esto no debe traducirse en una conducta aceptada y deseada por la mayoría de las personas. Al contrario, la mayoría de las personas creen en la fidelidad en el matrimonio y que la infidelidad es bien dañina para las relaciones.
La infidelidad es dolorosa y peligrosa para la relación y expone a la relación a daños y marcas emocionales que pudiesen ser permanentes si no se trabaja adecuadamente. Recuperarse de una infidelidad requiere mucho trabajo y lamentablemente, muchas parejas nunca logran recuperarse del impacto. Cuando se es infiel se atenta contra el corazón y principio fundamental de la relación. Hay rompimiento y separación de un pacto. Muchas parejas piensan que sólo se rompe un pacto con el cónyuge, olvidando el daño que se le ha causado a la relación con Dios. Muchos de los esfuerzos por restaurar una relación luego de una infidelidad resultan infructuosos porque no se invierte en reparar el daño que se le causó a nuestra relación con Dios. El proceso de recuperación no sólo envuelve cambios de conducta, sino una transformación del ser interior (espiritual, emocional y relacional). La recuperación puede tomar mucho tiempo porque envuelve devolver la confianza a la relación. Por otro lado, no todo está perdido, aquellas parejas que deciden restaurar la relación, experimentan el amor en otra dimensión. Se puede volver a ser feliz, volver amar, luego de una infidelidad.
La persona que entra en una relación de infidelidad, generalmente no lo hace porque la otra persona sea más atractiva(o), superior o mejor que su pareja, sino porque es diferente a su pareja. Comparo la infidelidad con la anécdota del queso suizo. El ratoncito siente un gran deseo por obtener un segundo queso que alcanza ver. Este segundo queso tiene unos orificios distintos a los orificios del queso que tiene en casa. Una vez logra obtener el segundo queso se da cuenta que ese segundo queso no tiene los orificios que tiene su queso original. Es entonces que trata de volver a su queso original, sólo para encontrar que éste ha sido dañado. A veces hay infieles que tratan de responsabilizar a su cónyuge por haberles sido infiel. A veces hasta le dicen “tú me obligaste a hacerlo”. Debemos entender que nadie obliga o fuerza a otro a ser infiel. La infidelidad envuelve un proceso de decisión, cuya responsabilidad es sólo del que decide ser infiel. La insatisfacción o problemas relacionales, pudiese bien ser responsabilidad de ambos, pero la persona descontenta puede decidir entre otras alternativas disponibles, dirigidas a restaurar la relación. La decisión de entrar en una relación extramarital, mantenerse o salir de ella, es sólo del infiel.
Puntos importantes:
- La infidelidad no es una conducta normal, sino un síntoma del problema existente.
- La infidelidad es peligrosa y dañina, y puede producir heridas tan severas que lleven a terminar una relación matrimonial.
- La infidelidad no ocurre porque el matrimonio estaba necesariamente deteriorado, sino porque no se establecieron los límites o fronteras necesarias para evitar que ocurriera.
- La falta de protección nos expone al peligro de la infidelidad.
- En la mayoría de los casos la infidelidad envuelve relaciones sexuales, pero usualmente, el sexo no es la causa de la infidelidad.
- Nadie nos puede obligar a ser infieles.
- El secreto de la relación extramarital y el temor a la exposición sirve de factor excitante que mantiene la relación.
- Matrimonios pueden sobrevivir una infidelidad con esfuerzo y determinación.
- El amor por si sólo no es suficiente para mantenerse fieles a su pareja. Muchos de los casos de infidelidad no ocurren por falta de amor.
- Para que la relación de pareja sea exitosa se debe invertir mucho más que las emociones. Las emociones cambian, van y vienen, pero lo que se hace por la pareja día a día, permanece para siempre. Bien lo dijo Gary Smalley: “El Amor es Una Decisión”.
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No se autoriza la reproducción para la venta de estos recursos.
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