Una Cesta para Preservar Generaciones
Por: Damaris Pérez López
Exodo 1 y 2: 1-10

Hemos sido establecidos en esta Tierra para vivir un tiempo histórico determinado por Dios. Podemos pensar que son tiempos difíciles y preguntarnos como los niños y jóvenes lograrán guardar su mente y su corazón ante todo lo que acontece. Será a través de las convicciones que como padres establezcamos en la vida de nuestros hijos que estos contarán con las herramientas para contrarrestar y desenmascarar las mentiras que se les pretende inculcar. Recordemos lo que sucedió en Egipto cuando el Faraón ordenó la muerte de los varones israelitas recién nacidos y que fuesen lanzados al río. Dio instrucciones a las parteras de que mataran todo varón que naciera, cosa que no hicieron. Ese río puede significar hoy, la perversión sexual que se pretende inculcar a nuestros niños y jóvenes; que persigue robar su identidad. Como padres tenemos la responsabilidad de velar por nuestros hijos y preservar sus vidas, fortaleciendo su identidad original para que cumplan su destino en Dios. La madre de Moisés sabía cual era la orden emitida por Faraón, pero se rehusó a que el propósito de su hijo se viese tronchado. Ella confiaba en que Dios preservaría su vida, pero a su vez actuó. La madre de Moisés tomó una cesta y la calafateo por fuera y por dentro, con asfalto y brea y allí colocó a su hijo para que fuese a salvo. Ella hizo lo que humanamente pudo y confió en que Dios haría Su parte para que Moisés viviera y completara su destino en El. Cuando la hermana de Faraón vio la cesta y al niño, decidió que lo tomaría como hijo, pero necesitaba quien lo cuidara. La hermana de Moisés, que estaba cerca observando, le dijo que conocía a alguien que podía hacerse cargo del niño, su madre.
Ese es el estilo de Dios, domina la historia hasta en sus más minúsculos detalles. Es su modo de actuar, de los males saca bienes y no es diferente hoy. Aunque veamos un panorama oscuro, debemos pensar en que fuimos creados para traer luz en medio de tinieblas. Es un tiempo de opresión, al igual que los tiempos de esta historia, pero en medio de esa opresión somos los llamados a libertar, estableciendo las verdades de Dios en cada lugar donde estemos. Tanto Jocabed, la madre de Moisés, como las parteras, tomaron la decisión de jugarse el todo por el todo y así evitar la muerte del pequeño. Tuvieron temor de Dios, no de Faraón. No fueron con excusas delante Dios por causa de la orden establecida por Faraón. No vieron como opción ayudar a Moisés a alcanzar su destino dentro del Plan Eterno de Dios, sino como la misión que les fue entregada. Cuando Dios nos da el privilegio de ser padres o la tarea de ver nacer generaciones, nos pedirá cuenta de como asumimos esa responsabilidad, no importando las circunstancias que nos rodean.
La orden de exterminar generaciones fue emitida, corrompiendo su mente y robándoles la identidad para que no alcancen su propósito. La opresión va en aumento, pero es necesario que nos multipliquemos, cada hogar debe convertirse en la cesta en la que esa simiente es colocada para ser preservada. Pero esa cesta debe estar preparada, trabajada, impermeabilizada para que nada pueda traspasarla y provocar muerte. Si nuestra forma de vivir esta alineada a lo que Dios estableció desde el principio, serán transmitidos y modelados principios y convicciones solidas a nuestros hijos, que funcionarán como la brea y el asfalto, le mantendrán a flote y no permitirán que nada toque su vida.
Tal vez eres educador y la instrucción que te han dado es similar a la que le dieron a las parteras, te han dicho que debes enseñar sobre asuntos sexuales y de este modo lograr corromper las mentes de niños y jóvenes, matando así su identidad. ¿A quién escucharás? Dios te demanda que te pongas de su lado, que no vendas tus convicciones, que preserves generaciones. Si lo haces verás Su respaldo, como ocurrió con las parteras.
Por último, pero no menos importante, recordemos que luchamos por que no se imponga una enseñanza que adoctrina y pretende abolir la familia, pero debemos entender que nuestra lucha no es contra personas, pues hay muchos que resultan ser víctimas de la propia agenda. El amor y la misericordia de Dios deben ser manifestados y sobre todo entender que la verdad es luz y que la luz alumbra las tinieblas. Si las tinieblas son alumbradas, se puede ver lo que antes no se veía y ese debe ser nuestro objetivo, mas bien es nuestra encomienda. Es por esto que no debemos confundir lo que es amor y misericordia con ser cómplices y aclimatarnos a modos de pensar distanciados de lo que en un principio Dios estableció para nosotros. Hacerlo solo provocará que nuestra tierra se enferme aun más.
Nuestras cestas (hogares) necesitan el diseño correcto, para que su elaboración sea adecuada y cumplan su función, en este caso preservar la identidad individual para que no sea exterminada la unidad básica de la sociedad, la familia. Entendiendo que si anhelamos un Puerto Rico sano, depende de que tengamos familias sanas. Moisés fue diseñado para ser libertador del pueblo de Dios, le fueron entregadas las normas para vivir de la mano de Dios en el Monte Sinaí. Y aunque hubo una amenaza a su vida, la acción de las parteras y la de su madre, preservaron su vida por 120 años. Puerto Rico es una Isla pequeña llamada para cosas grandes y extraordinarias, tengamos presente que el curso que tomemos hoy, tendrá influencia sobre las generaciones aun por nacer. En nuestras manos esta aceptar el decreto de muerte o rehuzarnos a lanzar nuestras generaciones al río, para muerte. Aun cuando tengan que estar en medio de las aguas, debemos calafatear la cesta para que sean vidas que liberten a Puerto Rico y cada lugar que pise la planta de sus pies.
¡Tiempo de valientes!
Deuteronomio 6
El material educativo y los recursos son desarrollados por el equipo de Encuentro de Familia y su afiliada Visión Encuentro.
No se autoriza la reproducción para la venta de estos recursos.
Todos los Derechos reservados. ©2016 Encuentro de Familia
Ese es el estilo de Dios, domina la historia hasta en sus más minúsculos detalles. Es su modo de actuar, de los males saca bienes y no es diferente hoy. Aunque veamos un panorama oscuro, debemos pensar en que fuimos creados para traer luz en medio de tinieblas. Es un tiempo de opresión, al igual que los tiempos de esta historia, pero en medio de esa opresión somos los llamados a libertar, estableciendo las verdades de Dios en cada lugar donde estemos. Tanto Jocabed, la madre de Moisés, como las parteras, tomaron la decisión de jugarse el todo por el todo y así evitar la muerte del pequeño. Tuvieron temor de Dios, no de Faraón. No fueron con excusas delante Dios por causa de la orden establecida por Faraón. No vieron como opción ayudar a Moisés a alcanzar su destino dentro del Plan Eterno de Dios, sino como la misión que les fue entregada. Cuando Dios nos da el privilegio de ser padres o la tarea de ver nacer generaciones, nos pedirá cuenta de como asumimos esa responsabilidad, no importando las circunstancias que nos rodean.
La orden de exterminar generaciones fue emitida, corrompiendo su mente y robándoles la identidad para que no alcancen su propósito. La opresión va en aumento, pero es necesario que nos multipliquemos, cada hogar debe convertirse en la cesta en la que esa simiente es colocada para ser preservada. Pero esa cesta debe estar preparada, trabajada, impermeabilizada para que nada pueda traspasarla y provocar muerte. Si nuestra forma de vivir esta alineada a lo que Dios estableció desde el principio, serán transmitidos y modelados principios y convicciones solidas a nuestros hijos, que funcionarán como la brea y el asfalto, le mantendrán a flote y no permitirán que nada toque su vida.
Tal vez eres educador y la instrucción que te han dado es similar a la que le dieron a las parteras, te han dicho que debes enseñar sobre asuntos sexuales y de este modo lograr corromper las mentes de niños y jóvenes, matando así su identidad. ¿A quién escucharás? Dios te demanda que te pongas de su lado, que no vendas tus convicciones, que preserves generaciones. Si lo haces verás Su respaldo, como ocurrió con las parteras.
Por último, pero no menos importante, recordemos que luchamos por que no se imponga una enseñanza que adoctrina y pretende abolir la familia, pero debemos entender que nuestra lucha no es contra personas, pues hay muchos que resultan ser víctimas de la propia agenda. El amor y la misericordia de Dios deben ser manifestados y sobre todo entender que la verdad es luz y que la luz alumbra las tinieblas. Si las tinieblas son alumbradas, se puede ver lo que antes no se veía y ese debe ser nuestro objetivo, mas bien es nuestra encomienda. Es por esto que no debemos confundir lo que es amor y misericordia con ser cómplices y aclimatarnos a modos de pensar distanciados de lo que en un principio Dios estableció para nosotros. Hacerlo solo provocará que nuestra tierra se enferme aun más.
Nuestras cestas (hogares) necesitan el diseño correcto, para que su elaboración sea adecuada y cumplan su función, en este caso preservar la identidad individual para que no sea exterminada la unidad básica de la sociedad, la familia. Entendiendo que si anhelamos un Puerto Rico sano, depende de que tengamos familias sanas. Moisés fue diseñado para ser libertador del pueblo de Dios, le fueron entregadas las normas para vivir de la mano de Dios en el Monte Sinaí. Y aunque hubo una amenaza a su vida, la acción de las parteras y la de su madre, preservaron su vida por 120 años. Puerto Rico es una Isla pequeña llamada para cosas grandes y extraordinarias, tengamos presente que el curso que tomemos hoy, tendrá influencia sobre las generaciones aun por nacer. En nuestras manos esta aceptar el decreto de muerte o rehuzarnos a lanzar nuestras generaciones al río, para muerte. Aun cuando tengan que estar en medio de las aguas, debemos calafatear la cesta para que sean vidas que liberten a Puerto Rico y cada lugar que pise la planta de sus pies.
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